Edad Media: el arte en el período Gótico

El Gótico fue un período en la historia del arte que puede situarse entre los siglos doce y dieciséis, caracterizado por la arquitectura y escultura monumentales, fundamentalmente avocados a la devoción religiosa. En particular, se suele mencionar como hito para el comienzo del período a la construcción de la Basílica de Saint Denis, en Francia, que fue consagrada en el año 1144.

  • Origen del término “gótico”

El término “gótico” surgió como una forma despectiva de referirse a las obras de este movimiento por parte de los artistas del Renacimiento, quienes consideraban que simplemente se reducía a bastardear los lineamientos del arte clásico Románico. La palabra hace referencia a los “bárbaros”, aquellos pueblos de origen germánico que provocaron la caída del Imperio Romano.

  • Arquitectura gótica

La arquitectura gótica se destaca por sus majestuosas catedrales, que buscaban alcanzar alturas jamás conseguidas para lograr una mayor proximidad a Dios. Con este propósito se desarrollaron nuevos elementos arquitectónicos, como el arco apuntado, la bóveda de crucería y los arbotantes, que no sólo facilitaron la construcción de elevadísimas torres sino que también redujeron los esfuerzos y tensiones sobre los muros, lo que permitió emplazar en ellos grandes ventales vidriados. En particular, los vitrales y rosetones con motivos religiosos se convirtieron en un ícono del período.

  • Escultura gótica

Por otra parte, la escultura también se desarrolló fuertemente, sobre todo aquella dirigida a la decorflag-727241_960_720ación de las fachadas exteriores de las catedrales con figuras de santos. Inicialmente con proporciones alargadas que la asemejan a la escultura románica, durante el Alto Gótico y el Gótico Tardío fue evolucionando hacia una representación más naturalista de la forma humana, en una transición hacia la perfección del Renacimiento.

  • Pintura gótica

Por último, la pintura del período tuvo una progresión similar. Las representaciones simples y rígidas de comienzos del siglo doce fueron ganando refinamiento, mayor atención al detalle y movimiento. Estas pinturas, de creciente complejidad y que buscaban ilustrar tradicionales escenas bíblicas, fueron incorporadas como decoración a los retablos de las iglesias, ganando asimismo notoriedad.