LAS LIBERTADES URBANAS: Pasado algún tiempo, la mayor parte de la ciudades obtuvo lo que se denominaron libertades y privilegios. Las unas, los conquistaron por medio de sangrientos motines y asonadas, como la ciudad de Laón, en Francia, cuyo señor, el obispo, fue muerto por los amotinados. A menudo, las ciudades compraban sus libertades a precio de oro a los señores, que muy necesitados andaban entonces.
Frecuentemente también se concedió el fuero por acto gracioso del señor, como el rey de Francia Luis VII lo otorgó a los habitantes de Lorris, en 1115, e inmediatamente a casi trescientas ciudades y villas del dominio real; por ese fuero, aquellos habitantes no debían sino un censo fijo de 6 dineros (algunos, francos) por casa y por arpenta de tierra; además, estaban exentos de los derechos que antes se descontaban de las cosechas y vendimias; exentos de todo impuesto extraordinario; exentos de toda carga o faena, salvo dos veces al año, para conducir a Orleáns el vino del rey y la leña pata la cocina del mismo; exentos, en fin, del servicio militar a más de una jornada de marcha de Lorrís.
La concesión de libertades fue al mismo tiempo un medio de crear
ciudades nuevas. Para dar valor a sus dominios, los reyes y los
señores buscaban la manera de atraer inmigrantes, como se
hace hoy en las colonias. Crearon pues ciudades nuevas, a
las que daban privilegios especiales. En España, los príncipes
cristianos se apresuraban, en seguida que conquistaba un
territorio a los musulmanes, a establecer allí sus propias
tropas y atraer inmigrantes de su religión por medio de
concesiones y privilegios. Algunas veces, hasta aseguraban la
impunidad a los malhechores que iban a refugiarse aquellos
territorios, como lo hiciera antiguamente Rómulo en los primeros
tiempos de Roma.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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