HISTORIA DE LA EDAD MEDIA
HISTORIA DE LA EDAD MEDIA PASO A PASO - IDEAL PARA INICIARSE EN LA APASIONANTE HISTORIA ANTIGUA
LA CRUZADA DE LOS ALBIGENSES:
La iglesia combatió a los albigenses en Francia con tanto
encarnizamiento como a los turcos en Palestina. En 1208, el papa
Inocencio III hizo predicar la cruzada contra los herejes y
excomulgó al conde de Tolosa, el señor más mediodía de Francia,
acusado de formar parte de esa secta, y declaró que « todos los
católicos tenían el permiso de ocupar y guardar para si sus
dominios.»
El llamamiento del papa fue oído, y del norte de Francia así como de la misma Alemania, acudieron numerosos señores. Esa guerra que había de durar diez y siete años. (1209-1226), se conoce con el nombre de cruzada de los albigenses.
La guerra fue atroz. Empezó con una hecatombe en Beziers (1209) La ciudad fue tomada de asalto; los cruzados exterminaron a sus habitantes en una sola iglesia degollaron siete mil personas, entre mujeres ancianos y niños. Después de entregado Beziers al saqueo, fue completamente destruido por el incendio: Iguales horrores se sometieron a sangre fría diez años más tarde en Marmande. << Fueron muertos, dice un contemporáneo, todos los habitantes de la población, con sus mujeres y sus hijos. >>
El mando de la expedición pasó poco después a un señor de la Isla de Francia, llamado Simón de Montfort; valiente y hábil, pero de un fanatismo feroz. Simón conquistó casi todo Languedoc. El rey Pedro II de Aragón, que era hermano político del conde de Tolosa, y que pretendía dominar en el mediodía de Francia, marchó contra los cruzados, pero fue vencido y muerto en la gran batalla de Muret (1213).
<< ¡Soy el rey! >> gritaba Pedro de Aragón al verse atacado de cerca; nadie hizo caso de sus palabras y fue herido y duramente maltratado hasta que la sangre corría por el suelo. Entonces cayó muerto. Simón de Montfort; vencedor, entró en Tolosa (1215).
Dos años después se sublevaba Tolosa, y Simón, al intentar de
nuevo tomar la ciudad, fue muerto de una pedrada que le abrió la
cabeza. Su hijo Amauri, incapaz de conservar las conquistas de
su padre, vendió todos sus derechos al rey de Francia, Luis VIII;
y he aquí como la cruzada de los albigenses preparó la extensión
del señorío de los Capetos hasta los Pirineos, arruinando al
mismo tiempo las ambiciones españolas.
