Caracterizan la arquitectura arábiga, las columnas finas y muy esbeltas, tomadas de Persia; los arcos, cuyas formas son muy variadas de herradura, en ojiva y lanceolados; las cúpulas, en fin, las sugirió el arte bizantino. Los monumentos árabes no tienen la sencillez de los monumentos griegos, ni la imponente solidez de los monumentos romanos; al contrario, impresionan por su extremada ligereza; porque parecen ser la realización de un sueño fantástico. La gracia y la originalidad están en la decoración, que consiste en azulejos de colores vivos, en estucos y vaciados en yeso finísimamente calados, en mil figuras geométricas entrelazadas, inscripciones, guirnaldas de follajes imaginarios, conjunto que llamamos hoy arabescos.
Los árabes edificaron muchos palacios y mezquitas. Pero ya sea que en las construcciones emplearan materiales poco sólidos, ya por falta de cuidado en su conservación, la mayor parte ha desaparecido hoy. En España subsisten algunos monumentos; los más célebres son: la Gran Mezquita de Córdoba (hoy catedral), la Mezquita de Toledo, y dos palacios, el Generalife y la Alhambra en Granada.
Los palacios árabes, como antiguamente los asirios y las la casas griegas y romanas, y como hoy en día las casas en Marruecos o en Argelia, no presentan por fuera sino paredes desnudas y sin luces; por dentro, se componían de varias habitaciones que se comunicaban por medio de pórticos o galenas con vista a jardines y patios cuyos adornos principales eran las fuentes y los surtidores.
Las mezquitas son los edificios religiosos. La mezquita tiene generalmente una sala muy vasta, en la que sólo hay un púlpito o cátedra, destinado al sacerdote; un patio con pórtico, y un pilón donde los creyentes pueden hacer sus abluciones antes de la plegaria, y, por último, una o varias torres, llamadas alminares, parecidas a las de nuestras iglesias, desde cuyo balcón, el voceador o almuédano, convoca en voz alta al pueblo para que acuda a la creación.
CONCLUSIÓN: Es conveniente indicar que, tanto en lo
que respecta a la civilización, cuanto en lo que se refiere a
las conquistas, todo no fue obra exclusiva de los árabes. Los
árabes genuinos fueron auxiliados por los nuevos convertidos.
Numerosos arquitectos, sabios, industriales y comerciantes
llamados árabes, eran en realidad persas, griegos, sirios o
españoles. La importancia histórica del imperio árabe consiste
precisamente en que reunió pueblos muy diferentes, aproximó y
fundió en una sola masa varias civilizaciones, en que sirvió de
intermediario entre la Europa occidental y el mundo asiático.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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