CONCORDATO DE WORMS: No obstante, el triunfo del papa duró muy poco. Ocho años más tarde (1084), Enrique IV tomaba desquite y, por algún tiempo, se hacia dueño de Roma. Gregorio VII murió al año siguiente en Salerno, diciendo. << Por haber amado la justicia y odiado la iniquidad, muero en el destierro. >>
La lucha continuó entre los papas y los emperadores, hasta que en 1122, se firmó el Concordato de Worms. En él se, estipulaba que, en lo sucesivo, los obispos serían elegidos, en Alemania e Italia, por el clero y el pueblo, sin intervención del emperador; pero los obispos no entrarían en posesión de las tierras de sus obispados sino después del consentimiento del emperador, el cual les daría la investidura.
El Concordato de Worms terminaba la querella de las investiduras, aunque no suprimía la causa esencial del conflicto entre los papas y los emperadores, esto es, sus pretensiones rivales la de los emperadores de dominar los papas, la de los papas de querer colocarse por encima de los emperadores, ser los soberanos absolutos del mundo cristiano y tener por lugartenientes revocables a todos los monarcas de la tierra. En la segunda mitad del siglo XII, estallaron nuevos y violentos conflictos entre el papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja.
INOCENCIO III:
Inocencio III (1198-1216) pareció, durante algún tiempo,
realizar el sueño de dominación universal de los papas.
Pertenecía a una familia noble romana. Había hecho una parte de
sus estudios en la Universidad de Paris, y su saber y espíritu
justiciero
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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