VIDA DE LAS MUJERES: Las jóvenes no eran educadas en Esparta menos severamente que los jóvenes. Estaban sometidas a los mismos ejercicios de los varones y asistían a sus concursos.
Su vestido, que bajaba apenas hasta la rodilla, les permitía libertad en los movimientos. Su vida de ejercicios era motivo de burlas entre los demás griegos, que tenían a sus hijas cuidadosamente encerradas. Una vez casadas, resultaban esposas y madres de soldados. Eran muy reputadas por su energía y su abnegación.
El amor maternal, en aquellas mujeres estaba supeditado por el amor a la patria; hubo alguna que al saber al mismo tiempo la muerte de sus cinco hijos y la victoria de Esparta, exclamó << ¡Tanto mejor: demos gracias a los dioses! >>, y otra que mató a su hijo porque huyó del campo de batalla.
Lo que más caracteriza la condición de la mujer en la antigua Grecia es su constante estado de menor edad. En su existencia no había un solo momento en que gozara de los derechos civiles del ciudadano, pues siempre tenía un dueño que la gobernara. Cuando joven, dependía de su padre; casada, pertenecía a su marido; viuda, estaba sometida a sus parientes o a sus hijos.
Pero si hemos de juzgar por las pinturas de los poetas y por algunas anécdotas publicadas por los historiadores, diremos que la mujer tenía frecuentemente en la casa una autoridad considerable; tanto es así, que algunos personajes de comedia se quejan, una vez casados, de tener no una mujer, sino una dueña imperiosa.
Jenofonte, en su tratado de Economía, nos describe un matrimonio ateniense, tal como él lo concibe. Quiere que la mujer sea soberana en su casa, que tenga la dirección de los esclavos y arregle a su antojo los gastos de la familia. Más, a pesar de su empeño, no consigue presentar a la mujer griega, sino como una buena gobernante.
Salvo quizá en Esparta, donde la mujer, como hemos visto antes, era la primera en hacer que sus hijos fueran buenos soldados y buenos ciudadanos, las mujeres griegas representaron en la sociedad un papel harto secundario, su vida transcurría sosegada, monótona y obscuramente; las futilezas ocupaban para ellas un puesto más preferente que las ocupaciones más serias e importantes.
Mientras duró Esparta, la mujer permaneció fiel a la educación y a las costumbres particulares del estado. Muchas modificaciones se introdujeron en las leyes políticas o civiles de Licurgo; pero la regla de vida que él había impuesto a los espartanos se mantuvo e hizo de ellos los primeros soldados de Grecia y los verdaderos maestros de heroísmo de la humanidad.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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