LA VIDA PÚBLICA
La vida de un ciudadano de Atenas puede compararse con la de
un hombre que fuera en tiempo ordinario a la vez comerciante
diputado, y que en ciertos casos fuera llamado por elección o
porque le tocara la suerte, a ser magistrado, empleado de menor
categoría u oficial. Todos los ciudadanos eran iguales en
derechos y tomaban parte en el gobierno y en la administración
pública. Este gobierno de un estado en que el pueblo ejerce la
soberanía, se llama democracia.
LA DEMOCRACIA
<< La constitución que nos rige, dice Pendes, ha recibido el
nombre de democracia porque su fin es la utilidad del mayor
número no la de una minoría. >> El filósofo Aristóteles
resume poco más o menos en estos términos el funcionamiento de
la democracia:
<< Es preciso que los magistrados sean elegidos por todos o por
sorteo; que las dignidades no se distribuyan según la
importancia de la fortuna; que las funciones no duren nunca muy
largo tiempo, que todos los ciudadanos sean llamados a juzgar en
los tribunales, y, por último, que la decisión de todas las
cosas dependa de la Asamblea general de los ciudadanos. >>
Así se procedía en Atenas. Cualquier ciudadano, sin que se tuviera en cuenta su nacimiento o su fortuna, podía aspirar a los honores y a alcanzarlos, pues los cargos de arconte, de senador y de juez eran sorteados todos los años. Todo ciudadano participaba del gobierno, porque él decidía con su voto si las leyes propuestas habían o no de entrar en vigor ya en Atenas, ya en el resto del imperio. También tenia derecho a gozar de comodidades, puesto que, con el fin de que hasta los pobres pudieran desempeñar los cargos públicos, se imaginó que éstos fueran retribuidos y que se retribuyera la presencia en la Asamblea; por consiguiente, cumplir con los deberes de ciudadano, fué un verdadero oficio para el ateniense.
Esta democracia era en realidad una aristocracia. Los electores
eran poco numerosos (15.000 a lo sumo); y la Asamblea era como
una reunión pública en la que todo el mundo se conocía. Tenían
esclavos para atender a los trabajos, y súbditos para abastecer
de dinero a la ciudad. La vida era barata, y con poco gasto
podía tenerse un buen pasar.
Todos los años se designaba por sorteo a 6,000 ciudadanos
para que fueran magistrados, con lo cual se llegaba al resultado
de que la mitad de la ciudad administraba a la otra mitad. Nada
es menos conforme con el concepto de las democracias modernas;
en éstas, aunque la masa electoral la compongan millones de
miembros, el pueblo encomienda a mandatarios el cuidado de
gobernarlo, mientras el se dedica a trabajar para vivir.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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