GUERRA CONTRA LOS ETRUSCOS: Los etruscos quisieron aprovechar las conmociones subsiguientes a la expulsión de los reyes, para abatir a aquella potencia rival. Invadieron pues el territorio de Roma, y Porsena, uno de sus jefes, se apoderó de la ciudad.
Los romanos hubieron de sufrir muy duras condiciones, entre las cuales figuraba la imposición de que en lo sucesivo habrían de abstenerse de forjar el hierro, como habían exigido los filisteos a los judíos. La confederación latina se disolvió; pero las colonias griegas, a quienes la vecindad de los etruscos inquietaba, se ligaron contra ellos y libertaron a Roma en la batalla de Aricia (506).
Para disimular sus derrotas, los romanos imaginaron heroicas leyendas. Horacio Corles (el Tuerto), uno de sus jefes, defendió solo la entrara del puente Sublicio, perdiendo allí un ojo, de donde le vino su apodo. Otro jefe, Mucio Escevola, que habla jurado asesinar a Porsena, logró penetrar en el campamento enemigo gracias al traje que vestía, y creyendo dar muerte al rey, inmoló a su secretario. Llevado ante el rey, colocó la mano sobre un brasero encendido para castigarla por haberse equivocado.
Llamándole desde entonces Scaevola, es decir zurdo. Porsena, a quien asustó semejante energía, firmó la paz. Clelia, joven romana que el mismo jefe etrusco tenía en rehén, atravesó el Tíber a nado para escapar del enemigo; Porsena, lleno de admiración por aquel rasgo, le concedió la libertad y asimismo a todos los niños cautivos.
TOMA DE VEYOS: Libertada Roma, volvió a darse a la guerra contra todos los vecinos, volscos, ecuos, latinos y etruscos. En esta poca se coloca el episodio de la gens Fabio o Fabianos, cuyos trescientos seis miembros y tres mil clientes, perecieron en una emboscada tendida por los veyanos.
La guerra de los ecuos nos muestra, en la persona del dictador Cincinato, lo que era entonces un jefe romano. Después de haber cercado al enemigo y terminado la guerra en diez y seis días, Cincinato volvió a su campo, cerca del Tíber, y modestamente continuó las faenas agrícolas en las que él se empleaba empujando el arado (458).
La guerra contra los veyanos fue la más porfiada. Se
terminó con la toma de Veyos al cabo de un sitio de diez años,
que dirigió el dictador Camilo. Esta fue coyuntura para
instituir la paga de los soldados, hecho importante, porque
desde entonces se pudo retener a los ciudadanos en el ejército y
emprender guerras de larga duración.
|
|
LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
||