Los etruscos tuvieron, como todos los antiguos, un culto para los dioses y uno para los muertos; pero sus prácticas denotan el carácter extraño de ese pueblo Vivían con una especie de terror de lo desconocido, tanto en este mundo como después de la muerte.
Entre las divinidades, colocaban en primer lugar a los dioses maléficos, en particular los de la muerte, que representaban con figuras espantosas Mantus, que llevaba una antorcha en la mano; Charún, que estaba armado de un martillo, y Tuculcha, monstruo que tenía pico de águila y mostraba un mazo de serpientes. Adoraban las almas de los difuntos, porque podían causar daño. Para calmarlas llegaban hasta ofrecerles sacrificios humanos; este fue el origen de los combates de gladiadores.
SEPULTURA ETRUSCA EN CERÉ.
Esta sepultura trae a la mente el recuerdo de las cámaras
sepulcrales egipcios, aunque los capiteles de estos pilares se
parecen a Los jónicos. En las paredes hay bajos relieves
pintados, que representan cascos, hachas, escudos y dardos,
objetos con los cuales estaban familiarizados los etruscos. Cada
hueco que se ve en el suelo estaba indudablemente destinado a
recibir un cadáver. En conjunto, esto sepultura se parece a un
gran camarote con sus camillas en ambos costados.
Por cortedad de ánimo, temían la cólera de los dioses; pata
conocer la voluntad de éstos, tuvieron un cuerpo de sacerdotes
llamados asegures, que pretendían ver signos de esta voluntad en
el vuelo de los pájaros en las entrañas de las victimas y en los
fenómenos celestes.
Esas supersticiones, así canso muchas costumbres e
invenciones etruscas, pasaron a Roma en donde se mezclaron a las
costumbres y a las ideas que con el alfabeto, llegaron de la
Magna Grecia. Esta mezcla formó la civilización romana.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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