LAS COMIDAS: La mañana romana se consagraba a los negocios, y se comía ligeramente. Había dos comidas por la mañana el desayuno o jentáculo al levantarse, y el almuerzo o prandio a eso de las once de la mañana.
La principal comida, que reunía toda la familia y los invitados, era la cena, hacia las tres de la tarde. Primitivamente se comía a esa hora el pulmento, que con ese nombre se comprendía todo género de gachas, y especialmente la polenta o puches de maíz de los italianos. Empero, con los progresos del lujo, esa comida llegó a ser importante, y comprendió tres servicios en los que se presentaban los manjares más variados.
En esa comida se bebían los famosos vinos de Másico y Falerno, vinos de dos orejas a los que se añadía agua en un vaso especial llamado cráter. Esta comida se servía en el triclinio, que era un comedor amueblado con tres lechos dispuestos en forma de herradura alrededor de una mesa.
Pegados a la pared estaban los trípodes y aparadores destinados a la vajillas. Cada lecho, provisto de cojines y tapices, podía recibir tres convidados ,que comían acostados y apoyándose en el codo izquierdo. Tomaban los alimentos con los dedos, algunas veces con cuchara, y se limpiaban con una servilleta. Ya se estaba lejos de la rusticidad de los primeros romanos que comían sentados en un escabel.
Las comidas en que había invitados llegaron a ser verdaderas
fiestas a las que asistían cómicos y bailarinas. Existía además,
una comida de noche o cena, commissatio, que era lisa y
llanamente una orgia. El comedor estaba alumbrado entonces con
candelabros provistos de bujías, o con lámparas de aceite.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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