LOS ESCLAVOS: Los esclavos eran muy numerosos en Roma, contándose hasta 900.000 en la ciudad, en el siglo I. Atendían a los quehaceres domésticos y ejercían todos los oficios, hasta el punto de que a los hombres libres les costaba trabajo encontrar donde ganarse la vida.
Todos los ciudadanos, aun los más pobres, tenían esclavos,
citábanse acaudalados propietarios que poseían hasta diez y
veinte mil. Los compraban en el mercado, donde los exponían en
un estrado con un cartel indicador de la edad, del origen y de
las cualidades.
Una vez comprados, los esclavos eran propiedad de sus amos, que
los trataban con excesiva dureza, porque el romano no tenía por
sus dependientes los sentimientos humanitarios del griego.
Catán recomendaba que se vendiera sin vacilar, y como hierro viejo, al esclavo anciano que no pudiera trabajar. Los que servían en la ciudad tenían una suerte más benigna, principalmente cuando, por sus disposiciones naturales, llegaban a ser preceptores, músicos, pintores y médicos.
La existencia de los esclavos campesinos era horrible; sometidos a faenas abrumadoras, estaban mal alimentados, vestidos con una simple túnica, calzados con zuecos y expuestos a los peores suplicios bajo la vigilancia de un intendente o villicus. Los azotaban, los suspendían por el cuello a una horca, les ponían grilletes a los pies y los encerraban en un calabozo o ergástula; el suplicio más duro era dar vuelta a la muela de los molinos de trigo; los condenados a muerte, eran crucificados.
Tan malos tratos, provocaron motines muy a menudo. Se podía
sin embargo salir de la esclavitud comprándose con el peculio, o
ecónomas que el esclavo había podido hacer, y cuenta que el
salario era harto reducido. Otras veces llegaban a ser libres
gracias al capricho de su amo. Pero el liberto no podía llegar a
ser ciudadano, ni su hijo tampoco; el nieto solamente tenía
todos los derechos del hombre libre.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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