HISTORIA DE ROMA

HISTORIA DE ROMA PASO A PASO - IDEAL PARA INICIARSE EN LA APASIONANTE HISTORIA ANTIGUA

MARIO: Mario era lugarteniente de Metelo, buen soldado, y estaba protegido por los nobles. Conociendo su propio valor, ambicionó el consulado y pidió a Metelo permiso para ir a Roma.

Este se lo negó por celos de noble contra plebeyo, respondiéndole << Espera a que mi hijo tenga la edad >> Mario entonces se alistó en las filas del partido democrático al que sacudió con su ruda elocuencia y del que obtuvo el consulado con la misión de terminar con Yugurta.

El primer acto de Mario fue reformar el reclutamiento del ejército, decretando que en adelante los proletarios podían engancharse. Esta medida, buena desde el punto de vista militar, puesto que aumentaba el número de soldados, contribuyó a derrocar la República. A partir de aquella época, los proletarios que se habían enganchado, quedaron en el ejército, recibieron la paga, y llegaron a ser soldados de oficio, que hacían la guerra en vista del botín. Todos fueron adictos a los jefes que los conducían al saqueo, y que eran la única autoridad que reconocían; los jefes, por su parte, fueron omnipotentes a la cabeza de sus soldados. Roma ya no obedeció a las leyes, sino a los ambiciosos que habían sabido halagar al ejército.

De regreso a África, Mario dominó a su inaccesible enemigo, persiguiéndole sin tregua con columnas ligeras. Cercado Yugurta en la sierra de Cabilia, fue entregado por los suyos y conducido a Roma, donde pereció en un calabozo (104).

LOS CIMBROS Y LOS TEUTONES: Mario, vencedor de Yugurta, conservó a pesar de la ley, el consulado durante varios años, porque fue encargado de contener la invasión de los cimbros y de los teutones, que amenazaban a Italia.

Esos pueblos eran bárbaros germanos oriundos de las costas del Báltico, que se habían puesto en camino, atravesando Europa, con mujeres, hijos, bestias y carros con encaramadura de cuero, en busca de un país donde fijarse. Asolaban las regiones que atravesaban y, cuando llegaron a orillas del Ródano, deshicieron varios ejércitos romanos, porque los jefes que los capitaneaban no eran hombres de guerra y los soldados estaban amedrentados por aquellos gigantes de cabellos rubios, de aspecto fiero y de valor indomable. Afortunadamente para Roma, los bárbaros fueron a saquear a España, y Mario tuvo tiempo de llegar e instruir su ejército, sometiéndolo a ruda disciplina. Los teutones probaron a penetrar en Italia por Provenza; Mario los aguardó cerca de Aix, y la táctica romana triunfé del valor bárbaro (102).

El combate duró dos días, y se terminó con una matanza espantosa. Los cimbros, entretanto, tramontaban los Alpes y bajaban al valle del Adigio. Mario los encontró cerca de Verceli y los batió completamente (101). Las mujeres germanas mataban a los fugitivos y se mataban ellas en seguida.. En aquel hecho de armas perecieron más de ciento veinte mil.