DOMINACIÓN DE LA ARISTOCRACIA: Muertos los Gracos, la nobleza victoriosa abrogó sus leyes, excepto la frumentaria a fin de granjearse las simpatías de la plebe, alimentándola.
El senado atendió inmediatamente a resolver la cuestión del áger públicus, para lo cual transformó en derechos de propiedad el usufructo de los dominios arrendados al estado. La aristocracia, a la postre, llegó a ser dueña de aquellas heredades. << No existen en todo el cuerpo de ciudadanos, decía un tribuno, dos mil hombres que posean el suelo. >>
La seguridad de poseer la riqueza engendró la corrupción, llevada a límites extremos, entre aquellos nobles. « El lujo y la avaricia, confesaba Catán, perdían a la República ». Se gastaba a tontas y a locas, y se tenía furor de poseer. Para conservar sus fortunas, los nobles habían empleado el motín y el asesinato; para aumentarlas o adquirir otras nuevas, estuvieron dispuestos siempre a cometer cualquier traición, por estupenda que fuese. Los cargos del estado sólo fueron medios de enriquecerse, saqueando el tesoro público o el de los súbditos. Las revoluciones estallaron sin que fueran reprimidas. El bárbaro Yugurta pudo escarnecer a Roma comprando magistrados, y diciendo: « Ciudad en venta, que sólo aguarda un comprador ».
GUERRA CONTRA YUGURTA: Yugurta, sobrino de Micipsa, rey de Numidia, aliado y protegido de Roma, había recibido en herencia parte de aquel reino, — Argelia, — y queriendo reinar solo procuró deshacerse de sus primos, que con él habían de compartir el trono de Numidia.
A causa de la queja de uno de ellos. El senado intervino;
pero los comisarios que envió a África, sobornados por Yugurta,
dieron razón a este ambicioso; mas, como siguió el plan que se
había propuesto, hubo que declararle la guerra; entonces sobornó
a los generales; llevado ante los tribunales de Roma, soborno a
un tribuno, que le protegió; por último, de regreso a África,
batió a un ejército romano (118—109).
El escándalo fue tan grande que el pueblo, herido en su amor
propio, atendió seriamente a esta guerra. Se envió a África un
hombre integro, Metelo, que batió a Yugurta, pero que no pudo
desalojarlo del campo ni perseguir su ejército. Entonces fue
cuando apareció Mario.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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