LA ASAMBLEA DEL PUEBLO: El hecho capital es que en lo sucesivo nada se hizo en Atenas que no fuera en virtud de la voluntad de todos expresada en la Asamblea Popular.
La asamblea se componía de todos los ciudadanos reunidos en la plaza pública o Agora. Elegía los magistrados, los arcontes, y más tarde los miembros del Consejo de los Cuatrocientos, o Senado.
Por último, votaba las leyes preparadas y propuestas por estos últimos. El tribunal del Areópago, compuesto de los arcontes que habían terminado su anterior cargo, administraba la justicia.
Más tarde, después de la tiranía de Pisístrato, Clistenes completó esta constitución, y estableció el ostracismo. Cuando un ciudadano amenazaba llegar a ser demasiado poderoso o turnaba el orden de la ciudad, la asamblea del pueblo podía decidir, por medida de prudencia, que viviera lejos de Atenas durante diez años.
Este destierro, que no era deshonroso, resultaba de una votación; cada ciudadano inscribía su voto en una concha de aquí el nombre de ostracismo o voto de las conchas, por oposición a las otras maneras de votar que eran levantando las manos.
LA AGRICULTURA: Las leyes de Solón, que reglamentaban todos los detalles de la vida ateniense, nos muestran un pueblo que debió sus recursos en primer lugar a la agricultura.
La mayor parte de los atenienses vivía en el campo, en medio de sus tierras, y consideraba la ciudad tan sólo como centro religioso y político. Por eso el primer objeto de las leyes fué organizar la posesión y explotación del suelo. Solón procuró multiplicar el número de propietarios con el fin de estimular la actividad de cada uno y hacer que el país, de suyo poco fértil, produjera más.
Por miedo al hambre, impidió la exportación de todos los productos, excepto el aceite; y como el ganado era raro, prohibió que mataran los bueyes de labor y los corderos. El caballo era un animal de lujo, y los propietarios de ellos o caballeros formaban la segunda clase de los ciudadanos.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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