LAS FRONTERAS: Ya hemos visto
que una línea no interrumpida de guarniciones cubría las
fronteras para asegurar la paz romana.
Había, pues, un ejército en España, uno en África, otro en
Antioquía de Siria, dos en el Rin y cuatro en el Danubio.
Esos ejércitos estaban formados con legiones y cohortes
auxiliares, porque las tropas auxiliares se empleaban
ordinariamente lejos del suelo nativo, razón que explica el que
hubiera en África una cohorte de germanos sicambros y una de
sirios.
El enganche de esos soldados era de veinte años y todos recibían una pequeña heredad al ser licenciados. Residían en campamentos permanentes, castra stativa, construidas de piedra, y habitaban barracas y casas. En el centro del campamento se alzaba un monumento llamado pretorio, que ocupaba el general. En las inmediaciones del campo militar se edificaba casi siempre una ciudad romana, que tenía Foro, arcos de triunfo, teatros, baños y templos.
Aun hoy se pueden ver en Argel, vecinas del campamento de Lambese, las curiosas ruinas de la ciudad de Timgad. Durante la paz, las legiones se ocupaban en los trabajos públicos; construían carreteras o calzadas, puentes acueductos y atrincheramientos como los llamados muro de Adriano, en Inglaterra y de Trajano, en Alemania. La vida de los campamentos no era tan ruda como antiguamente; las legiones tenían muebles y esclavos, ordenanzas y asistentes; los oficiales y sargentos tenían círculos; la ciudad vecina les ofrecía, en fin, todas las distracciones de la vida romana.
FORTIFICACIONES Y CALZADAS:
Para asegurar la dominación del mundo, los emperadores hicieron
construir fortificaciones y calzadas cuya solidez es
sorprendente.
No eran meros desmontes o trabajos de nivelación sino obras de
cantería y albañilería concebidas y dirigidas por ingenieros
militares.
Los caminos fueron, como en tiempo de la república, calzadas con
cimientos de hormigón y empedradas de mosaico. Tenían aceras y
anchura suficiente para dar paso a dos carros a la vez. Augusto
fue quien las prolongó fuera de Italia y quien hizo trazar la
carretera de España por el sur de Galia.
Después se construyeron las carreteras de Iliria y de Grecia,
y, más tarde, las de Galia y el Danubio. Gracias a esos caminos
por los que transitaban los convoyes a pesar de las lluvias y
las nieves, todos los países del imperio fueron relacionándose
poco a Foco. Verdad es que también fueron un instrumento de
dominación; pero es no menos cierto que el comercio les debió su
florecimiento. Sirvieron además a la administración pública,
puesto que los emperadores hicieron transitar regularmente los
correos, y establecieron, de trecho en trecho, las postas
necesarias. Esta fue la primera administración de correos que
hubo en Europa.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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