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TALES DE MILETO Y SU
IDEA DE LA CIENCIA:
El pensador griego
Tales en el año 600 a.C. se preguntó lo siguiente: ¿De qué está
compuesto el universo?, y dio una respuesta, “Todas las cosas son
de agua”. Por supuesto la idea era incorrecta, pero aun así es
uno de los enunciados más importantes en la historia de la ciencia,
porque sin él —u otro equivalente— no habría ni siquiera lo que hoy
entendemos por «ciencia».
No es para sorprenderse que haya dado esta respuesta, pues Tales
nació y se crió en un mundo rodeado de mares y océanos.
El continente, la
tierra firme, tenía, según Tales, la forma de un disco de algunos
miles de millas de diámetro, flotando en medio de un océano
infinito. Tampoco ignoraba que el continente propiamente dicho
estaba surcado por las aguas. Había ríos que lo cruzaban, lagos
diseminados aquí y allá y manantiales que surgían de sus entrañas.
El agua se secaba y desaparecía en el aire, para convertirse luego
otra vez en agua y caer en forma de lluvia. Había agua arriba, abajo
y por todas partes.
En aquella época lo
importante era construir templos y altares, inventar rezos y
rituales de sacrificio, fabricar ídolos y hacer magia. Y lo malo es
que nada podía descalificar este sistema. Porque supongamos que,
pese a todo el ritual, sobrevenía la sequía o se desataba la plaga.
Lo único que significaba aquello es que los curanderos habían
incurrido en error u omitido algún rito; lo que tenían que hacer era
volver a intentarlo, sacrificar más reses y rezar con más fruición.
En cambio, Tales sus
discípulos plantearon una hipótesis (que era correcta), decían que
universo funcionaba de acuerdo con leyes naturales que no variaban,
y entonces sí que merecía la pena estudiar el universo, observar
cómo se mueven las estrellas y cómo se desplazan las nubes, cómo cae
la lluvia y cómo crecen las plantas, y además en la seguridad de que
estas observaciones serían válidas siempre y de que no se verían
alteradas inopinadamente por la voluntad de ningún dios.
Y entonces sería
posible establecer una serie de leyes elementales que describiesen
la naturaleza general de las observaciones. La primera hipótesis de
Tales condujo así a una segunda: la razón humana es capaz de
esclarecer la naturaleza de las leyes que gobiernan el universo.
Este pensamiento tan
elemental en nuestra vida de hoy, fue la gran idea de Tales, de
comenzar a estudiar, y explicar los fenómenos naturales a través de
nuestra razón, observando y experimentando. |
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