Planck y los cuantos
A mediados del siglo XIX la ciencia descubrió que la luz
proporcionaba a cada elemento químico una especie de
«huellas digitales». Veamos cómo puede utilizarse la luz
para distinguir un elemento de otro.
Si se calienta un elemento hasta la incandescencia, la luz
que emite estará constituida por ondas de diversas
longitudes. El grupo de longitudes de onda que produce el
elemento difiere del de cualquier otro elemento.
Cada longitud de onda produce un efecto diferente en el ojo
y es percibida, por tanto, como un color distinto de los
demás. Supongamos que la luz de un elemento dado es
descompuesta en sus diversas ondas. Este grupo de longitudes
de onda, que es característico del elemento, se manifiesta
entonces en la forma de un patrón de colores también
singular. Pero ¿cómo se puede desglosar la luz de un
elemento incandescente en ondas elementales?
Una manera consiste en hacer pasar la luz por una rendija y
luego por un trozo triangular de vidrio que se denomina
prisma. El prisma refracta cada onda en medida diferente,
según su longitud, y forma así imágenes de la rendija en los
colores que se hallan asociados con las longitudes de onda
del elemento. El resultado es un «espectro» de rayas de
color cuya combinación difiere de la de cualquier otro
elemento.
Este procedimiento lo elaboró con detalle el físico alemán
Gustav Robert Kirchhoff en 1859. Kirchhoff y el químico
alemán Robert Wilhelm von Bunsen inventaron el
espectroscopio —el instrumento descrito anteriormente— y lo
emplearon para estudiar los espectros de diversos elementos.
Y, de paso, descubrieron dos elementos nuevos al hallar
combinaciones de rayas que no coincidían con las de ningún
elemento conocido.
Otros científicos detectaron más tarde la huella de
elementos terrestres en los espectros del Sol y las
estrellas. Por otro lado, el elemento helio fue descubierto
en el Sol en 1868, mucho antes de ser detectado en la
Tierra. Estos estudios de los espectros demostraron
finalmente que la materia que constituye el universo es en
todas partes la misma.
El hallazgo más importante de Kirchhoff fue éste: que cuando
un elemento es calentado hasta emitir luz de ciertas
longitudes de onda, al enfriarse tiende a absorber esas
mismas longitudes de onda. |