Linneo y la clasificación: Linneo y la clasificación.
La mente científica más influyente en la historia del mundo quizá haya sido la
del filósofo griego Aristóteles (384 a. C. - 322 a. C). La ideas de Aristóteles
acerca de temas biológicos, que eran uno de sus puntos fuertes, ejercieron menos
influencia, en la ciencias, que muchos otros de sus temas estudiados. La ciencia
natural era su campo preferido, y dedicó años al estudio de los animales
marinos.
Aristóteles no se conformó con contemplar los animales y describirlos. Ayudado
por su claridad de ideas y su amor por el orden, fue más lejos y clasificó los
animales en grupos. Esa clasificación se llama hoy «taxonomía», que en griego
significa «sistema de ordenación».
Todo el mundo tiene cierta tendencia a clasificar las cosas. Salta a la vista
que los leones y los tigres se parecen bastante, que las ovejas se parecen a las
cabras y que las moscas se parecen a los tábanos.
Aristóteles, sin embargo, no se conformó con observaciones casuales, sino que
hizo una lista de más de quinientos tipos diferentes de animales y los agrupó
cuidadosamente en clases. Y además, colocó estas clases en orden, desde las más
simples a las más complicadas.
Aristóteles observó que algunos animales no pertenecían a la clase a la que
parecían asemejarse más. Casi todo el mundo daba por supuesto, por ejemplo, que
el delfín era un pez: vivía en el agua y tenía la misma forma que los peces.
Aristóteles, por el contrario, observó que el delfín respiraba aire, paría crías
vivas y nutría al feto mediante un órgano llamado «placenta». El delfín se
parecía en estos aspectos a las bestias cuadrúpedas de tierra firme, por lo cual
lo incluyó entre los mamíferos, y no entre los peces.
Los naturalistas ignoraron esta conclusión, absolutamente correcta, durante dos
mil años, hasta que un joven naturalista sueco Carl von Linné publicó en
1735 un opúsculo en el que alistaba diferentes criaturas según un sistema de su
invención. (Hoy se le conoce más por la versión castellanizada de su nombre, que
es Linneo, o por la latina, Carolus Linnaeus.) Su trabajo estaba basado en
viajes intensivos por toda Europa, incluido el norte de Escandinavia, que hasta
entonces no había sido bien explorado.
Linneo describía breve y claramente cada clase o especie de planta y animal,
agrupaba luego cada colección de especies similares en un género y daba
finalmente a cada clase de planta o animal dos nombres latinos: el del género y
el de la especie.
Un ejemplo: el gato y el león son dos especies muy parecidas, pese a que el
segundo es mucho más grande y fiero que el primero; de ahí que ambos pertenezcan
al mismo género, Felis (que en latín es «gato»). El segundo nombre latino
sirve para distinguir el gato común del león y de otras especies del mismo
género. Así, el gato es Felis domesticus, mientras que el león es
Felis leo.
Análogamente, el perro y el lobo pertenecen al género Canis («perro»). El
perro es Canis familiaris y el lobo Canis lupus.
Linneo dio también a los seres humanos un nombre latino. Al hombre lo colocó en
el género Homo y a la especie humana la llamó Homo sapiens
(«hombre sabio»).
La clasificación de la vida dio así lugar a la idea de que todos los seres
vivientes estaban inmersos en un mismo y único fenómeno. Y este concepto
conduciría, a su vez, a una de las indiscutiblemente «grandes ideas de la
ciencia»: la evolución de las especies
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