FARADAY Y LA
APLICACIÓN PRACTICA DE LOS CAMPOS MAGNÉTICOS
Los científicos de principios del siglo XVIII pensaban que el
universo entero funcionaba a base de estas fuerzas de contacto: era
lo que se llama una visión mecanicista del universo.
¿Podían existir fuerzas sin contacto? Sin duda: una de ellas era la
fuerza de gravitación explicada por el propio Newton. La Tierra
tiraba de la Luna y la mantenía en su órbita, pero no la tocaba en
absoluto. Entre ambos cuerpos no mediaba absolutamente nada, ni
siquiera aire; pero aun así, ambas estaban ligadas por la gran
fuerza gravitatoria.
Otra clase de fuerza sin contacto cabe observarla si colocamos una
barra de hierro vertical perfectamente en equilibrio. Lo único que
necesitamos es un pequeño imán. Lo acercamos a la punta superior de
la barra y ésta se inclina hacia el imán y cae. El imán no necesita
tocar para nada la barra, ni tampoco es es el aire el causante del
fenómeno, porque exactamente lo mismo ocurre en el vacío.
El científico inglés Michael Faraday abordó en 1831 el problema de
esa misteriosa fuerza. Colocó dos imanes sobre una mesa de madera,
con el polo norte de uno mirando hacia el polo sur del otro. Los
imanes estaban suficientemente cerca como para atraerse, pero no
tanto como para llegar a juntarse; la atracción a esa distancia no
era suficiente para superar el rozamiento con la mesa. Faraday
sabía, sin embargo, que la fuerza estaba ahí, porque si dejaba caer
limaduras de hierro entre los dos imanes, aquéllas se movían hacia
los polos y se quedaban pegadas a ellos. Como explicar ese fenómeno
invisible y mágico?
Para experimentar usó un papel blanco sobre los imanes y livianas
limaduras de hierro, y pudo observar que las mismas se movían sobre
el papel y se acomodaban siguiendo líneas muy parecidas en formas
de arcos, a las que llamó lineas magnéticas, que a su vez eran
generadas por un poder especial, llamado campo magnético.
Hasta entonces la corriente eléctrica sólo se podía obtener con
baterías, que son recipientes cerrados en cuyo interior reaccionan
ciertas sustancias químicas. La electricidad generada con baterías
era bastante cara. El nuevo descubrimiento de Faraday permitía
generarla con una máquina de vapor que moviera ciertos objetos a
través de líneas magnéticas de fuerza. La electricidad obtenida con
estos generadores de vapor era muy barata y podía producirse en
grandes cantidades. Cabe decir, pues, que fueron las líneas
magnéticas de fuerza las que electrificaron el mundo en el siglo XX. |